Fernando Palacios y su muestra ‘Mirada Etérea’ evocan una conexión emocional poniendo al límite lo creativo

La Diputación de Valladolid ha abierto las puertas este jueves de la exposición ‘Mirada Etérea’ de Fernando Palacios en la Sala de Exposiciones Teresa Ortega Coca del Palacio de Pimentel. Los diputados Roberto Migallón y Yolanda Burgoa han sido los encargados, junto al artista, de inaugurar la nueva muestra expositiva. La obra de Fernando Palacios ha estado siempre ligada a una abstracción de vocación lírica, donde el paisaje, aunque no representado de manera literal, se convierte en el punto de partida para una reinterpretación libre y personal. Su pintura se construye sobre una base emocional profunda, en la que la materia, la textura y el color se combinan para generar atmósferas envolventes que invitan a la contemplación y la introspección.

Su obra, marcada por una evolución desde los tonos sombríos hacia una paleta más luminosa y vibrante, no busca representar la realidad de forma figurativa, sino evocar en el espectador una conexión emocional con lo intangible. Entre lo abstracto y lo concreto, entre la sugestión y la materia, Fernando Palacios continúa explorando los límites de la pintura con un lenguaje único, donde la belleza y la incertidumbre dialogan en perfecta armonía. Su trabajo bebe de la tradición de la abstracción lírica y gestual, con influencias de artistas como Mark Rothko en su exploración del color y la emoción, Antoni Tàpies en su tratamiento matérico de la superficie y Zao Wou-Ki en la fusión entre el gesto y la atmósfera. A nivel conceptual, su obra conecta con la poética de la pintura de Joan Miró y con la expresividad de Cy Twombly, manteniendo siempre una identidad propia que transita entre la intuición y el control compositivo.

En su pintura son evidentes el uso de la materia pictórica, la exploración del color y la textura, así como en la representación de paisajes transformados por la acción del tiempo y la luz. Al igual que Barceló, su obra pictórica muestra una profunda conexión con la naturaleza, utilizando empastes gruesos y una paleta cromática vibrante que refuerza el carácter táctil de la superficie, con un enfoque que sugiere procesos orgánicos en constante cambio. En cuanto a su escultura, además del informalismo matérico y el neoexpresionismo, se pueden identificar influencias de artistas como Jean Dubuffet, en el tratamiento primitivista de la forma y la textura, y Lucio Fontana, en la experimentación con la tridimensionalidad y la gestualidad expresiva de la materia. La elección de materiales y la aplicación de color recuerdan a las esculturas de Anselm Kiefer, en las que la materialidad se convierte en protagonista, dotando a la obra de una presencia casi arcaica y telúrica.

Su escultura se enmarca dentro de una exploración matérico-expresionista, donde resaltan la textura rugosa y la gestualidad. La combinación de formas orgánicas y el uso vibrante del color en sus piezas evocan una transformación casi biológica de la materia, como si cada escultura estuviera en proceso de mutación. La expresividad de la superficie y la carga cromática sugieren influencias del informalismo y el neoexpresionismo, destacando la importancia del gesto y el azar controlado en la creación artística. Esta exposición se podrá visitar hasta el próximo 27 de abril, de martes a domingo de 12.00 a 14.00 horas y de 19.00 a 21.00 horas, permaneciendo cerrada el día 18 de abril por la festividad de Viernes Santo.