Falsa alarma por un fuerte olor a gas en la calle Goya cinco días después de la terrible explosión

Una falsa alarma por un olor a gas puso en tensión de nuevo a los vecinos del barrio de La Farola, y en las inmediaciones de la calle Goya. El miedo y la angustia por la terrible explosión en la noche del pasado lunes 1 de agosto en el edificio número 32 de la citada vía siguen muy presentes, y todavía la tristeza inunda los hogares de los vallisoletanos. En la grave deflagración, una de las vecinas, una mujer de 53 años perdió la vida y unas 12 personas resultaron heridas. Como consecuencia, unas 18 familias se han quedado sin vivienda, ante el avanzado estado ruinoso que quedó el inmueble por el estallido del escape de gas.

Según informa el concejal de Urbanismo y Vivienda, José Ignacio Zarandona, en la noche de este domingo 6 de agosto, justo cinco días después de la explosión, se recibió una llamada de una persona que aseguraba que había olido a gas en la zona de la calle Goya. En ese momento, se desplegó un dispositivo de Bomberos y Policía Municipal que acudieron con «toda presteza» y comprobaron que era «una falsa alarma». Zarandona ha considerado que este aviso se debe a que «la sensibilidad está a flor de piel» pero ha querido llamar a la «tranquilidad» de los vecinos del barrio vallisoletano.

Desde que ocurriera la desgracia en la calle Goya 32, el Ayuntamiento de Valladolid se ha volcado con los vecinos afectados y atiende sus necesidades «en todo lo posible». El Área de Vivienda busca soluciones habitacionales en hoteles o viviendas municipales para quienes las soliciten, aunque como destaca el edil, esos realojos son «también responsabilidad de las compañías aseguradoras», que a juicio de Zarandona, se deben hacer cargo.

Además, el edil de Urbanismo y Vivienda, José Ignacio Zarandona, ha explicado que estos días se han puesto en contacto con los vecinos de la calle Goya las víctimas de la explosión que se produjo en un edificio de la calle Gaspar Arroyo de Palencia en el año 2007, que como ha recordado, ellos «llegaron a buen puerto» y son quienes mejor pueden asesorarles en primera persona sobre cómo fue su experiencia, cómo hicieron una cooperativa y cómo acortar los tiempos ante la desgracia que han vivido en sus propias carnes.