El histórico legado del cantero vallisoletano Rodrigo de la Torre, el maestro de la poesía en piedra

«Un maestro cantero de reconocido prestigio», no existen mayores palabras que describan mejor al escultor vallisoletano Rodrigo de la Torre que tras su fallecimiento ha dejado una terrible ausencia en la artesanía de la provincia, y más aún en la conservación y restauración del patrimonio. Rodrigo falleció el pasado 10 de febrero y entre nosotros ha quedado su amplia carta de obras restauradas a mano y un reconocimiento a toda una vida dedicada a hacer poesía en piedra.

El cantero Rodrigo de la Torre era cantero, maestro de taller y docente de cantería en el Centro Regional de Artesanía de Castilla y León (CEARCAL). «Era un hombre bueno, honesto y el mejor cantero y escultor de nuestra región. Junto a la dolorosa pérdida personal que supone su fallecimiento, también perdemos a uno de nuestros mejores artesanos, cuyo conocimiento y saber hacer en su oficio hará que su ausencia sea irreparable», pronunciaba Félix Sanz, director el centro artesano en declaraciones a Valladolid Plural.

Rodrigo se ha ido siendo una persona «con grandes conocimientos del mundo de la cantería y en la construcción tradicional que va a ser irremplazable», rezan sus compañeros. «Nuestro cantero tenía una trayectoria profesional interminable con largos trabajos de restauración en las principales catedrales de nuestro patrimonio y obras civiles», indica Sanz.

Rodrigo de la Torre será recordado como «uno de los últimos canteros de la vieja escuela ya que conocía a la perfección la piedra como material, sus características, era capaz de identificar obras de qué cantería procedía y dominaba todas las técnicas. Conocía el oficio perfectamente». «Era un amor fundamental hacia su oficio, tenía conocimientos extensísimos, y se adaptaba a cualquier necesidad que surgiera como una restauración en una iglesia románica, catedral gótica o monasterio», describe el director de Cearcal. «Era capaz de hacer cualquier cosa en piedra», reconoce.

Su trabajo diario ha dejado un impecable legado para la historia. Entre sus obras más destacadas está la restauración de la fachada de la Iglesia de San Pablo de Valladolid, los leones de la entrada del Campo Grande, así como la consolidación de elementos pétreos de la Catedral de León, la reconstrucción del rosetón de la portada de la Catedral de Ávila, la restauración del Arco romano de Medinaceli o la fachada de San Jerónimo de la Catedral de Calahorra, entre otras muchas que llevan su nombre grabado en diferentes monumentos y obras emblemáticas de nuestro país.

El cantero vallisoletano mostraba su arte y pasión por la cantería por diferentes mercados y citas de la provincia y la región a través de talleres demostrativos que dejaban sorprendido a todo aquel que conocía o descubría su arte. También con su trabajo como docente en el Centro Regional de Artesanía, Rodrigo estaba «muy satisfecho» por lo que podía formar con sus conocimientos a nuevos canteros para mantener vivo este oficio tan complicado y minucioso.

Desde CEARCAL lamentan «profundamente» su repentino fallecimiento ya que Rodrigo tenía «muchos proyectos y trabajos aún por terminar, entre ellos tenía en mente escribir un manual sobre el oficio de cantería para dejar de su puño y letra recogidos todos sus sabios e importantes conocimientos», confiesa su compañero. «Desgraciadamente ya no va a poder ser y nos llena de tristeza su pérdida», concluye Félix Sanz.

Rodrigo de la Torre falleció en Valladolid a los 59 años de edad, era natural de Huesca pero estaba afincado en la capital vallisoletano. Era maestro de cantería, escultor, Técnico Superior de construcción, graduado en Historia del Arte, especializado en conservación y restauración en el patrimonio histórico y cultural. Estudió en la Escuela de Artes de Valladolid, la Escola de Canteiros de Poio y en la Fundación Pro Venetia Viva de Venecia. Entre sus reconocimientos destaca el Premio Richard H. Driehaus de las Artes de la Construcción en 2020