Con una actuación coral formidable, sobreponiéndose a las bajas, y una rotación de tan solo siete jugadores profesionales sanos más tres canteranos, el Baloncesto Valladolid de David Barrio sumó la segunda victoria de la temporada tras imponerse en la pista del LogroBasket Logi7 por 65-79, merced a una segunda mitad brillante de los morados. Tras un esfuerzo titánico y una actuación formidable, el CBC Valladolid pudo sobreponerse a una situación crítica por las conocidas ausencias de Pau Isern y Pau Carreño, y a las que se sumó la de Samuel Taiwo, quien sufrió una contusión en su rodilla izquierda durante el último entrenamiento de la semana y que quedó fuera del plantel por precaución. Ante esa tesitura, Barrio y los suyos lograron sobreponerse a un rival complicado, una cancha dura como todas las de la categoría y una rotación tremendamente corta, limitada y justa. Pero ante todo eso imperaron los morados con un paso adelante general.
El lanzamiento exterior fue una de las armas que permitió a los vallisoletanos mandar durante buena parte del primer cuarto. El Baloncesto Valladolid abrió el partido desatado con cuatro triples, dos de Fares Ochi, otro de Pablo Marín y uno más de Ice Haney para hacerse con las primeras rentas. Ante ese plan, el cuadro de Nacho Arbués, cargando de balones al interior Sall y merced a una buena aportación de puntos desde el banquillo, dio la réplica y volteó el marcador con un gran parcial a su favor poniendo el 23-15. Los de David Barrio, muy precipitados por momentos, concedieron demasiados rebotes ofensivos y pérdidas en un primer cuarto que finalizaron cinco abajo. Aunque tres tiros libres en la recta final del cuarto sirvieron para recortar parte de la desventaja (23-18). Las ardillas mantuvieron esa inercia positiva en el segundo cuarto y subieron varias marchas en defensa, secando a LogroBasket Logi7 durante más de cinco minutos. En ataque apoyados en la brillante labor de Iñaki Ordóñez, multiusos sobresaliente, los pucelanos lograron recuperar el mando con un parcial de 2-8, que obligó al técnico rival a pedir tiempo muerto. Mejoraron los riojanos tras la arenga de su preparador y dos de sus principales artilleros, Alec Jordan e Iker Montero, reanudaron la acción con puntería para estirar a los suyos poniendo el 33-29.
En frente, David Barrio seguía moviendo sus piezas con velocidad, acortando las rotaciones para paliar la falta de efectivos y que los minutos no fuesen minando a los suyos. En ese tramo debutaron oficialmente Lucas Barnes e Íñigo Hansen, quien sentó a un Pablo Marín tocado del tobillo en una acción del juego, y aportaron minutos de refresco a un Baloncesto Valladolid que alcanzó el descanso a rebufo del conjunto logroñés. Tras el tiempo de asueto y 15 minutos de descanso vitales para un Baloncesto Valladolid tremendamente corto de efectivos, los morados dieron un paso adelante y mejoraron notablemente. Con Pablo Marín de vuelta y llevando el timón de los morados, la presencia del base sevillano despejó dudas sobre su percance de la primera parte, aunque el ‘6’ se metió pronto en problemas de faltas con su tercera falta personal. Sin él en pista, Jacob Hanna asumió galones en la dirección y Fares Ochi en la anotación, sacando rédito de cada balón que recibía en la pintura. Dos canastas suyas consecutivas acercaron aún más al conjunto castellano con una buena salida, pero un nuevo cortocircuito alejó al Pucela después de encadenar varias pérdidas consecutivas.
David Barrio llamó a la calma a los suyos tiempo muerto mediante y la reacción fue instantánea a la par que decisiva. Otra vez con el acierto desde el perímetro como principal fuente de puntos y con Fares Ochi y Juan García-Abril como artilleros, las ardillas se pusieron a tiro después de un tramo largo a remolque (49-48). Y desde ahí no frenaron hasta alcanzar la victoria con un colchón importante. Completamente bloqueados los locales ante la imperial defensa pucelana, el cuadro morado completó un parcial de 1-18 que abrió brecha para encarar con garantías los últimos diez minutos. Cada vez con el depósito más justo y con un nuevo hándicap, afortunadamente ese 1-18 fue letal para los riojanos, que quedaron tendidos en la lona, y el Baloncesto Valladolid aprovechó para rematar el partido. Pablo Marín, después de una minutada importante debido a su condición de único base, cometió su cuarta personal y fue sancionado con una técnica en la protesta, la quinta, lo que provocó su expulsión y marcha al banco. En este instante, David Barrio contaba con solo seis profesionales para la recta final, aunque ante la adversidad se agigantaron Iñaki Ordóñez, Fares Ochi y Pablo Martín,
El cuadro visitante selló por completo su aro y anotó con paciencia, encontrando siempre la mejor opción para abrir brecha hasta que el tiempo hizo imposible la remontada del Logroño. Los locales no se levantaron del parcial del tercer cuarto y claudicaron ante un Baloncesto Valladolid que llegó a disponer de rentas cercanas a los 20 puntos. Contra la lógica de los minutos que dictaba que los vallisoletanos debían ir a menos, el CBC Valladolid no paró de crecer y terminó el partido con un quinteto íntegramente formado por canteranos vallisoletanos, que cerraron la victoria con un ‘cinco’ de la casa que redondeó una victoria trabajadísima. Ahora, el Baloncesto Valladolid volverá a Pisuerga el próximo fin de semana para medirse de nuevo a un recién ascendido con el encuentro del sábado 18 de octubre a las 19.00 horas frente al Castillo de Gorraiz Valle de Egüés.