El Arzobispado de Valladolid ha recibido en los últimos tres años cinco denuncias relacionadas con abusos sexuales, dentro de la actividad de la oficina creada en mayo de 2020. Así lo ha detallado este miércoles el abogado y secretario de la Asociación Castellano y Leonesa para la Defensa de la Infancia y la Juventud (REA), Antonio Rodríguez, acompañado del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello. Una de estas denuncias ha sido anónima, por lo que no se ha podido presentar en el juzgado y otra de ellas está dentro de un proceso canónico, en manos de la Santa Sede. En los otros dos casos, la víctima ya ha fallecido, y en el quinto, se ha dado traslado a una «diócesis vecina», donde ocurrieron los hechos, aunque la víctima ahora vive en Valladolid.
El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha señalado que «alguno de estos hechos ocurrieron hace muchos años. Por ejemplo, el de un sacerdote, ya fallecido, cuya víctima ha denunciado en estos tres años». Tal y como han detallado desde la Archidiócesis de Valladolid, en otro caso, una madre retiró la denuncia que había presentado por el presunto acoso que recibía su hijo durante las clases de catequesis después de que se demostrara que el menor había mentido. Argüello ha reconocido que «el uso de las nuevas tecnologías ha tenido mucho que ver en algunos casos», al tiempo que ha lamentado «el impacto que está teniendo el mal uso de estas herramientas». Además, a su juicio, hoy en día, «todo lo relativo a la sexualidad y la afectividad se encuentra en un momento de convulsión». «Hay una necesidad de formación afectivo-sexual», ha expuesto el arzobispo.
La oficina del Servicio de Atención a las Víctimas de Abusos (SAVA) se creó en 2020 para recoger posibles denuncias, así como para ayudar y acompañar a las víctimas en la tramitación procesal en vía civil y canónica, enviar las actas al arzobispo y proponer iniciativas para atajar y prevenir este problema. Ahora, en la actualidad, la Diócesis pretende ampliar sus funciones con el proyecto ‘Somos luz en misión’, que ha sido presentado precisamente este miércoles. «Nuestra llamada a ser luz en tinieblas nos emplaza a prevenir el mal en la Iglesia, especialmente en forma de abuso sexual; pero también a proteger la infancia de toda agresión, violencia o negligencia ejercida desde cualquier instancia», han indicado.
Desde el servicio se ha procedido inicialmente con la escucha de la presunta víctima o de terceros y que, en función de cada caso, se ha desarrollado una orientación jurídica y procesal, pero también se ha facilitado el acompañamiento psicológico. El decreto de creación prevé que se podrán proponer asimismo a la autoridad eclesiástica todo tipo de acciones formativas o de sensibilización encaminadas a hacer de «la Iglesia un lugar acogedor, sano y seguro para todos, y especialmente, para las personas menores de edad y las más vulnerables», han manifestado.