Al más puro estilo Rocky Balboa, así logró el Real Valladolid Baloncesto el tercer triunfo de la temporada. Muchas son las citas de la icónica saga que se pueden aplicar al ejercicio de resistencia que realizaron los de Lolo Encinas en la pista del Hestia Menorca para arrancar el triunfo por 65-67, porque los vallisoletanos recibieron de lo lindo durante muchos minutos, pero se mantuvieron firmes; contra las cuerdas, pero sin besar la lona. Encajando con carácter los golpes, esperando su momento, aguardando agazapados, hasta remontar con un soberbio último cuarto, después de ir perdiendo por hasta 16 puntos en el tercero y de 13 en el cuarto.
Y es que los blanquivioletas, con justicia y ratificando la buena línea de las últimas semanas, por fin recibieron una alegría que pone en valor el trabajo y su capacidad de resistencia. No fue el día para otro final cruel. De nuevo con diez tíos, pocos pero locos, tras un partido no brillante y de poco acierto, pero al que nunca le perdieron la fe. La pelea comenzó con los aros cerrados y un RVB negado, tosco, sin brillo ni acierto, pero voluntarioso e intenso atrás. La defensa fue innegociable y acabó decidiendo. En el inicio, transcurrieron más de dos minutos para ver la primera canasta del duelo, obra de Víctor Arteaga, y los castellanos precisaron de tres y medio para abrir su anotación. Fue el reflejo de los próximos 30 de partido. Dani Manchón fue el responsable con un triple, al que sumó otra canasta penetrando hacia el aro para mantener cerca a un Hestia Menorca que comenzó algo más fino. Los de Javi Zamora llevaron la iniciativa durante prácticamente todo el primer cuarto ante un RVB falto de velocidad, que no pudo jugar en transición, pero paciente en ataque para encontrar puntos.
Diezmado además por disponer de tan solo 10 jugadores, Lolo Encinas introdujo rápido a la segunda unidad en pista, obligado a controlar bien las rotaciones para tener piernas durante todo el partido, y esta logró hacerse con la primera ventaja del partido. Kovacevic partió desde el banco con puntos para poner el 11-13 que consumaba ese paso adelante del Pucela Basket, aunque al final del primer cuarto el marcador marcaba las tablas. Esa inercia favorable de mantuvo y los blanquivioletas, más agresivos ahora, metieron al Menorca en bonus con 8 minutos de cuarto restantes, lo que abría un posible abanico de tiros libres muy importante, estos no llegaron. Los menorquines siguieron por delante tras un triple de McDonnell, flamante fichaje esta misma semana y ya titular, pero las canastas del esloveno y de Hoover mantenían a tiro a las ardillas. El partido subió de ritmo y entró en un tira y afloja que aprovecharon los locales que comenzaron a dominar el rebote con claridad. Esas segundas opciones, sumado a que el RVB se atascó durante unos minutos y no logró sacar réditos de las personales, permitió a los insulares escaparse antes del descanso.
Ese +5 se disparó hasta el +11 que imperaba al final del cuarto después de una mala recta final de los visitantes, sobre todo bloqueados en ataque, y la irrupción anotadora de Ivanov para liderar a los locales. A remolque de nuevo tras mostrar un buen nivel durante el primer cuarto y siete minutos del segundo, al Pucela Basket le tocaba dar la vuelta a una situación ya difícil y que debía cimentarse en corregir los problemas en el rebote y aunar jugadores a la anotación, con solamente cuatro jugadores blanquivioleta con puntos. Así, Lolo Encinas apostó por un cambio y un quinteto pequeño de salida, con Juanga al ‘cuatro’, para tratar de revertir el guion. De entrada no le funcionó a los vallisoletanos, que iniciaron el tercer cuarto con un 5-0 en contra que encendió todas las alarmas. Kovacevic, con un triplazo, mantuvo a raya a un Hestia Menorca que olió la sangre y reanudó el duelo con una marcha más, buscando escaparse desde ya en el marcador. Otro triple del esloveno volvió a evitar que los insulares abrieran brecha, aunque la diferencia seguía siendo amplia.
Trató de revertirlo el cuadro visitante con un tiempo muerto, y en ese momento hizo click el Pucela. Se abrió el tarro de las esencias. Sin brillo, poco acierto y superado en el rebote, el RVB no le perdió nunca la fe al partido. Los mahoneses, a pesar de su inercia favorable, no mataron el partido y el cuadro de Lolo Encinas comenzó la remontada hasta llegar vivos al último cuarto. Tras aguantar un sinfín mandobles, ahora le tocaba pasar al ataque al Pucela. Era la mejor noticia, seguir con opciones tras un ejercicio de resistencia importante y un notable hacer defensivo. Más activo, alegre y con chispa, el Pucela Basket subió líneas, presionó y rompió brecha psicológica de los 10, pero quedaba lo más difícil, el zarpazo definitivo. Los castellanos se colocaron a 7 después de muchos, muchos minutos remando, pero un nuevo atasco ofensivo y la irrupción de Arteaga propició un 6-0 que tampoco mandó a la lona a los foráneos (53-40). Otra vez obligados a resistir y volver a reponerse. Maj Kovacevic se echó el equipo a la espalda y sacó ese rifle que tiene por muñeca para, con tres triples consecutivos desde la misma esquina, iniciar un envite definitivo para los visitantes.
El Pucela Basket se desfondó para cerrar el filón de Arteaga, no permitiendo que recibiese siquiera cerca del aro, y Hoover siguió fino para que el equipo comenzase a meter todo lo fallado hasta entonces. El premio a la insistencia. Bajo la batuta de un magistral Agustí Sans, ejerciendo de faro en su casa, el RVB contestó con un parcial de 2-16, del 53-40 al 55-56, que abrió un periodo de alternativas, pero que metió a los pucelanos en bonus muy pronto -a Menorca todavía la quedaban cuatro-. Pero ni con esas. El listón defensivo se mantuvo altísimo, sin conceder nada, y el encuentro llegó a un último minuto de locura. Ni siquiera los triples a la desesperada de Ivanov y Figueras hicieron titubear a las ardillas, que desbarataron el plan de los baleares con un quinteto pequeño en pista. No le tembló el pulso a Vucetic, gigante en el último periodo, para matar desde el 4.60 y bajo el aro con el 65-67. Con tres segundos en el crono, lo intentaron de tres los baleares, pero los pucelanos defendieron con sapiencia y sellaron un triunfo trascendental.
El RVB, que peleó con todo para ganar, emuló aquello de que «no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte y seguir avanzando». Y este equipo, a pesar de las adversidades, avanza. Tanto que alcanza con un triunfo el vital parón por las Ventanas FIBA que permitirá recuperar efectivos. El Real Valladolid Baloncesto, de este modo, llega al parón con un balance de 3-4 y no volverá a jugar hasta el próximo 30 de noviembre a las 18.00 horas, cuando reciba en el Polideportivo Pisuerga al Guuk Gipuzkoa Basket.